El agua se convierte en un elemento de unión en el movimiento del jardín, con la naturaleza y la arquitectura. La presencia del agua dinamiza la naturaleza que tiene que seguir su curso y ocupa el cuerpo y el espíritu del alma del lugar. Crea emociones y nos enseña a escuchar el sonido natural de la naturaleza, el movimiento, la refracción, la reflexión y por consiguiente generando un mundo virtual.
El agua fluye, es transparente, permeable y dinámica, creando espacios con sus formas naturales, definiendo sus limites espaciales y atrayendo la mirada del hombre, encontrando un sentimiento de transcendencia.
Diseño Roberto Duato Veyrat
Comentarios
Publicar un comentario