Se cumplen 20 años, fue el 30 de noviembre de 2000, desde que la Unesco declaró el Palmeral de Elche Patrimonio Mundial en su calidad de Paisaje Cultural Evolutivo. Fue un honor haber contribuido a esta declaración coordinando los estudios preliminares para formalizar la documentación. Tuve la oportunidad de conocer el palmeral, su cultura, costumbres, historia, su ecología y botánica, agricultura y riego, medio ambiente, su economía, turismo, industria, su comercio y su educación social. Mucha riqueza compartida con toda la humanidad y desde la Comunitat Valenciana, sus gentes que plantaron, cultivaron y conservaron un palmeral único en el mundo.
El palmeral de Elche, es una
composición arquitectónica y vegetal, podríamos decir que es arquitectura del
paisaje vivo y en constante evolución. Es reflejo de la unión entre la
civilización y la naturaleza, que dan testimonio de una cultura, de un
sentimiento y necesidad de la voluntad de sus creadores. Una bella forma de acercamiento
al patrimonio vivo y al pensamiento humano. Los testimonios de autenticidad de
Plinio el Viejo y Colummela, historiadores y botánicos estudiosos del palmeral,
los hallazgos arqueológicos de La Alcudia son garantes de su valor universal.
La Unesco, preocupada por los
paisajes culturales evolutivos crea una nueva dimensión que representa el
desarrollo del hombre y la naturaleza en un entorno adecuado. El interés por la
historia etnológica o antropológica y la estética unida a la economía social y
productiva dan una visión excepcional y universal de las obras conjuntas del
hombre con la naturaleza. La singularidad del palmeral por su origen histórico,
la existencia de aprovechamientos únicos como la palma blanca o la presencia de
una cultura propia del palmeral dan el valor excepcional a su declaración
patrimonio mundial.
El paisaje formado por los
huertos de palmeras de Elche, con sus complejos sistemas de riego, fue
estructurado en el siglo VIII d.C., cuando una gran parte de la Península
Ibérica estaba bajo la dominación musulmana. No obstante, hay buenos motivos
para pensar que quizás su origen sea más antiguo y se remonte a la época del
asentamiento de los fenicios y los romanos en la región. El Palmeral es un
ejemplo único de las técnicas agrícolas árabes en el continente europeo.
La historia de las gentes,
costumbres, fiestas y tradiciones conforman la expresión humana de un paisaje
rico que proporciona un relevante beneficio social muy interesante para su
conservación y buena evolución. En Elche las palmeras no solo son importantes
en el contexto sociocultural y económico, también hacen de ella una forma de
vida que se manifiestan en multitud de manifestaciones culturales y artísticas
como el Domingo de Ramos donde los artesanos de la palma realizan sus obras y
las muestran en los mercados de la palma blanca, en la procesión, en los
concursos o en el Misterio de Elche. La singularidad de la palma blanca le
confiere un origen aún más interesante, cuya elaboración, descubierta por las
primitivas poblaciones íberas establecidas en el territorio ilicitano, fue
incorporando su dibujo como ornamentación simbólica de la producción cerámica,
cuyos restos han llegado a la actualidad. La existencia de los hallazgos
arqueológicos de La Alcudia no hace más que afirmar el origen histórico del
Palmeral.
La cultura íbera, los musulmanes, los árabes, los cristianos y todos
cuanto han pasado por este paraíso de palmeras han mostrado interés en
apoderarse de este magnífico tesoro natural. El hombre lo ha plantado,
cultivado y aprovechado, con los consiguientes beneficios para el medio
ambiente y la riqueza paisajística del territorio valenciano.
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